Hace años que trabajamos con proyectos artísticos con comunidades, y nos damos cuenta de que el impacto de la crisis ambiental actual genera una gran tristeza y desconexión en las distintas generaciones.
Las cantidades enormes de información que nos ofrece la ciencia sobre el tema, no nos despiertan una reacción de empatía o de urgencia, equivalente con la gravedad del momento, todo lo contrario, en algunos casos, provoca un sentimiento de ansiedad y frustración de no encontrar las alternativas delante este futuro catastrófico que se nos plantea constantemente.
Al ser conscientes de esta problemática, iniciamos nuestra investigación artística, con una pregunta
¿Cómo un proyecto artístico puede contribuir y relacionarse con el territorio natural, cultural y social en el que vivimos?
Intentando contestar a esta pregunta, vimos que como artistas, tenemos la capacidad de que nuestras obras, creen nuevos imaginarios colectivos, que nos enseñen presentes y mañanas distintos, nuevas formas de resolver problemas y de relacionarnos respetuosamente con lo que nos rodea. Estas nuevas miradas creativas, son vitales, para no seguir por los mismos caminos que nos han llevado a la situación actual.
Así que el reto es no solo crear un proyecto artístico sostenible y respetuoso con el medio ambiente, sino que también pueda poner un grano de arena para generar un cambio.
Actualmente nuestro colectivo artístico Cia.Ortiga está afincado en Banyoles, en Cataluña, al noreste de España. Desde 2016 nos dedicamos a generar experiencias y espectáculos de teatro, proyectos comunitarios, talleres y acciones ambientales en el territorio. Estas diferentes propuestas artísticas, buscan crear espacios donde imaginar conjuntamente, desde la intimidad y la sensibilidad, caminos para la regeneración del territorio y el tejido social, destinadas a todos los públicos.
El objetivo principal de estas propuestas, es que el asombro y la curiosidad sean el hilo que hace vivir un viaje al público. Esta mirada curiosa y despierta de los niños, por el mundo natural que les rodea e interpela directamente, es el despertar de un sentimiento de respeto y por tanto de una conciencia ambiental y social.
Actualmente hacemos gira con nuestro último espectáculo, estrenado hace 2 años, llamado An-Ki. Es una experiencia teatral inmersiva, que nos cuestiona cual es nuestra relación con la tierra.
An-ki es un viaje de una hora, para un grupo de 27 personas, dentro de una carpa y con el cual exigimos estar un mínimo de unos días instalados en un lugar. No fué una decisión fácil, tomar el riesgo de crear un espectáculo, que va en contra del circuito comercial, donde la cantidad de personas es la prioridad para poder generar más ingresos, pero decidimos tirar adelante, con la creencia de que una experiencia íntima, puede permanecer eternamente, como una pequeña semilla, en la memoria de los niños.
An-ki forma parte de “Originaria”, un proyecto itinerante que se instala con carpas en espacios verdes, de ciudades o zonas rurales. Destinado sobretodo a proyectos escolares y familiares, Originaria está compuesta por 3 propuestas, la primera An-Ki, donde abrimos la emoción y la curiosidad, la segunda Fulles Ambulants, una instalación de juego y creatividad, donde empezar a accionar y seguir investigando nuestra relación con el entorno, y la tercera Exploradores del aire libre, donde conjuntamente con la comunidad del lugar (escuela, instituto, ayuntamiento, asociaciones vecinales, medioambientales, culturales) hacemos una acción beneficiosa para el territorio donde estamos instalados. Esta última acción es muy importante, para poder romper ese bloqueo de “no hay nada que pueda hacer”, y generar la sensación de comunidad para cuidar de tu lugar, tu casa.
Creemos que frente a la situación medioambiental actual, como artistas, no podemos mostrarnos indiferentes, es esencial tomar riesgos y ofrecer proyectos sostenibles que propongan nuevas miradas y fomenten la creatividad de nuestras comunidades, para encontrar conjuntamente soluciones para un cambio.
Pero no solo los artistas debemos tomar riesgos, necesitamos que los agentes culturales se comprometan a ayudar a generar estos cambios, transformando, cambiando, e investigando nuevas formas, que se adapten a las necesidades actuales, y así construir nuevos modelos de sociedad que pongan al ser humano y la naturaleza en el corazón de las prioridades.
Guillerm Geronès e Ingrid Codina – Cia Ortiga