Este año, el teatro profesional ruso para niños y jóvenes celebra su 100º aniversario. Es
mucho tiempo, un siglo entero. Hace cien años, en 1918, se fundaron teatros especiales para niños
en Moscú, Petrogrado (hoy San Petersburgo), Saratov y otras ciudades rusas. Los niños, que estaban
en el centro de las convulsiones históricas, aquí tenían la posibilidad de ver otra realidad,
comprometerse con el arte y experimentar el poder de la imaginación.
Recientemente leí cuántos niños y adolescentes hay en Rusia. ¿Sabes cuántos? Alrededor de
16 millones. Es igual a la población de varias ciudades europeas. ¡16 millones de energía
exuberante! Imagina Moscú, donde todos los habitantes son niños y adolescentes. Y todos quieren
un teatro que cumpla con sus expectativas actuales, de lo que es relevante e importante, y que no
sólo sirva como un lugar de entretenimiento o que cumpla el plan de estudios de la escuela junto
con el maestro de la clase.
Durante el siglo pasado, el teatro para niños se ha convertido en una parte importante de la
vida social y, probablemente, no hay necesidad de demostrar que juega un papel importante para el
desarrollo de la imaginación del niño y para sentirse comprometido con las historias contadas en el
escenario, desarrollo de su empatía. En una era en la que el teatro se puede ver en la pantalla de un
teléfono inteligente, sigue siendo importante ver un teatro real en vivo. Por ejemplo, para aquellos
que no tienen dinero para un teléfono inteligente. Y para aquellos que ya han experimentado todas
las alegrías digitales de la comunicación, el contacto en vivo con el teatro puede ser una sorpresa.
Porque uno confía en una persona viva en el escenario mucho más que un personaje imaginado.
Sin embargo, todos nosotros tenemos que demostrar (¡después de un siglo!) el valor del
teatro infantil a diario. El teatro, donde el niño encuentra una respuesta a sus problemas, el teatro
que no sólo cuenta historias de entretenimiento, sino que también enseña la primera comunicación
con el futuro. Porque los niños que primero vienen a ver espectáculos de bebés con sus padres, o los
adolescentes que ven historias sobre ellos en el escenario, crecen y se convierten en adultos. Y están
listos para cambiar la realidad.
No hay un solo director o actor que no haya ido al teatro y que no haya estado fascinado con
el arte teatral en su infancia. Las futuras personas del teatro se sientan en el auditorio. Pueden tener
5 años o pueden haber venido al teatro con una clase. Pero la actuación que verán puede influir en
sus decisiones en el futuro: pueden convertirse en los que desarrollarán tanto la nueva realidad
como el arte teatral profesional para los niños. Cuidemos de ellos. Ellos son nuestro próximo siglo.
Tatiana Bobrova
Translate by Jesús Torres (Assitej Spain)
Audiencias at Kingfestival, Velikiy Novgorod, Russia.