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Se lanzó durante el 2015 la 2da. Edición del “Proyecto Patios del Recreo- Teatro para adolescentes” organizado por ATINA con la participación de los centros de la Red Iberoamericana de TNJ de ASSITEJ(1).

La propuesta tiene por objetivo fomentar el desarrollo del Teatro para Adolescentes en nuestra región, integrada por los países de habla hispana y portuguesa. Patios del Recreo es un proyecto que se desarrolla a lo largo de tres años en tres etapas: un Concurso de Dramaturgia, un Taller para Directores y un Festival de Teatro para Adolescentes.

En esta edición se ha tomado como temática eje del proyecto “La identidad adolescente”. Los autores, después de una investigación de campo realizada en grupos de adolescentes han escrito sus obras desde diferentes abordajes: identidad sexual, étnica, confrontación social, desarrollo de la personalidad, discriminación, violencia, etc. Siete obras han sido elegidas y sobre las mismas está trabajando un grupo de 14 directores de diferentes regiones para llevarlas a escena.

A lo largo del intercambio sostenido con directores, autores y coordinadores, indagando sobre el por qué y el para qué se integraron al proyecto, surgen temas recurrentes que nos permiten reflexionar sobre la situación del teatro para jóvenes en nuestra región o, más específicamente, señalar de que “adolece” el teatro para adolescentes en Latino América.(2)

Para comenzar, el teatro “para” adolescentes suele ser confundido con el teatro “con” adolescentes ya que, con frecuencia, los que se interesan por el teatro para esta etapa etaria suelen ser profesores que trabajan en sus talleres con participantes de esta edad.

La tradición del teatro realizado por profesionales para un público adolescente no es tan frecuente. Las escuelas secundarias no tienen por costumbre asistir al teatro y si lo hacen es para ver obras con temáticas “curriculares”. Los jóvenes a su vez van poco al teatro por cuenta propia. En ambos casos podemos alegar que, no solo se debe a la falta de interés sino a la ausencia de propuestas apropiadas. Por falta de experiencia y también por falta de público que estimule el trabajo, los profesionales prefieren dedicarse al teatro para niños y/o adultos salteando al público adolescente. Aun cuando quisieran hacerlo, no saben por dónde abordarlo. Es decir: no hay escuela, no hay tradición, no hay espacios donde adquirir experiencia y los contactos con otras regiones del mundo son más que escasos, sobre todo por cuestiones de financiamiento. Muchas veces, cuando se pretende llevar a los adolescentes al teatro se recurre al teatro para adultos por falta de algo mejor o de algo, simplemente.

La principal queja de los hacedores de teatro es que “no hay textos para adolescentes”. Esto los lleva, en el mejor de los casos, a crear propuestas personales a través de improvisaciones realizadas por los mismos adolescentes. Los textos que surgen de estas propuestas no tienen continuidad en el tiempo, no se transmiten, no son abordados por otros grupos y, muchas veces, ni siquiera se escriben. En la mayoría de los casos, solo se utilizan para el trabajo en particular de ese grupo de adolescentes y para una o dos presentaciones. Donde los textos no circulan y se comparten es imposible generar evolución y experiencia porque, cada uno está experimentando siempre por primera vez.

Otro de los puntos interesantes que aparecen como reclamo es la falta de espacios de intercambio. Los directores participantes en el taller se sorprenden gratamente al encontrar colegas con quienes puedan compartir sus propuestas y también sus dudas. La pregunta que surge entonces, es si no habría que poner más energía en los encuentros entre profesionales con objetivo de entrenamiento, intercambio y/o formación. Podríamos decir que casi estamos creando un nuevo género teatral. Merecemos darnos el tiempo necesario para investigar juntos al respecto.

Queda por último señalar las dificultades propias de adentrarse en el teatro para adolescentes, en pleno siglo XXI, con sistemas de comunicación que cambian y evolucionan casi minuto a minuto, con códigos que se transforman, con sociedades mutantes, jóvenes en la marginalidad, futuro incierto. La pregunta del qué y el cómo sobrevuela cada una de nuestras propuestas.

Muchas veces, las sociedades, por no entender, ignoran, marginan o desprecian al adolescente. Corremos el riesgo de que el teatro Latinoamericano siga el mismo camino. La tarea es inmensa y estamos seguros de que no podemos realizarla individualmente.

Proyectos como Patios del Recreo nos ayudan a pensar juntos y acompañarnos en este desafío. Proyectos similares debieran multiplicarse a lo largo y a lo ancho de Latinoamérica para que el paso del tiempo no nos gane la partida.

 

María Inés Falconi

Secretaria de ATINA

Miembro Honorario de ASSITEJ

(1) El Proyecto Patios del Recreo está a cargo de Beatriz Besteiro, Leo Spina y María Inés Falconi, miembros de la CD de ATINA.

(2) En Español el verbo “adolecer” tiene como significado sufrir, carecer de y la misma raíz que “adolescente” (el que adolece). Este juego de palabras no se da en el inglés.

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