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El teatro sigue siendo una de las mejores formas en que uno puede expresarse, un espejo para mostrar a las personas lo que está bien y lo que está mal en nuestro mundo. El escenario es un espacio donde puedes crear tu propio mundo, en el que puedes sentir que tus sueños cobran vida. 

Con la obra que escribieron y actuaron los niños con quienes trabajé,   pudieron mostrarnos su pasado y el futuro que deseaban, pudieron influir en las emociones de las personas y darles la oportunidad de experimentar lo que para ellos es la realidad. Porque no actuaron; mostraron su realidad y sus sentimientos con una pincelada de arte.

Mohamad Al Jounde.

Ganó el Premio Internacional de los Derechos de los Niños de 2017, de la fundación Kidsrights., tiene 17 años. Aquí está su historia, según lo relatado por el sitio web de los derechos del niño: Mohamad creció en Siria, pero emigró a Líbano cuando la vida se volvió demasiado peligrosa en su hogar. Al igual que otros miles de niños refugiados en el país, no podía ir a la escuela, por lo que se propuso marcar una diferencia para los niños en la misma situación. A pesar de las difíciles circunstancias en que vivía, Mohamad construyó una escuela en un campo de refugiados. A la edad de 12 años, ya estaba enseñando matemáticas y fotografía. Ahora 200 niños acceden aquí a su derecho a la educación. Mohamad ayuda a los niños a sanar, aprender y divertirse con los juegos y la fotografía. Es un narrador natural que al llevar sus historias a una audiencia más amplia, crea conciencia sobre los desafíos que enfrentan los niños refugiados.

 

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